En la mañana del 2 de mayo, el alcalde de Caravaca realiza una ofrenda floral en nombre de todo el pueblo a la Vera Cruz. Las flores están colocadas sobre una bandeja y sobre las flores, el bastón o vara, como símbolo representativo del poder del cargo. El alcalde deposita la bandeja sobre un altar cubierto de flores donde tiene lugar el ritual de la Bendición del Vino; el vino es trasladado a la basílica por el caballo histórico, se vierte en una jarra de plata en la que el sacerdote introduce la Vera Cruz hasta en tres ocasiones para bendecir el vino que también esparce sobre las flores para su bendición. Este ritual daría origen al festejo de los Caballos del Vino.
En la imagen, la bandeja está depositada en el altar de la capilla de la Vera Cruz. En 2020 no se realizó el ritual, por las restricciones a causa de la pandemia, pero no faltaron las flores para la Sagrada Reliquia. En un acto sin fieles, la bandeja quedó depositada sobre el altar en un sobrecogedor y emotivo silencio.
